jueves, 20 de octubre de 2016

¿Y ahora qué? (Confesiones de una cuarentañera)



Los 40 llegan así, de golpe, sin avisar...pero ¿cómo puede pasarme esto a mí?  ¡Oh no...! Si yo tenía treintaypocos...¿cómo he llegado tan rápido a los cuarenta?

Será una broma... ¡venga ya! Si no me ha dado tiempo a hacer casi nada de lo que tenía previsto, ¡si sigo siendo la misma inconsciente de siempre!

Aunque bien pensado...
Si miro detenidamente esta última década, uff… ¡madre mía! Pues han sido unos años moviditos: trabajos, familia, sueños... Y no me voy a quejar, para nada, pues he de admitir que he conseguido el premio gordo: mi familia, mis hijas, una pequeña empresa, grandes amigos y grandes historias.

¿Y ahora qué? 

Dani venía avisándome hace tiempo y por propia experiencia, de que la crisis de los 40 se sufre con 39, antes del cambio de cifra, porque estás viendo venir lo inevitable. Y yo, que soy muy fan de estas teorías, le di totalmente la razón y feliz de la vida me convencí de que mi crisis estaba siendo muy llevadera, casi como un leve resfriado.

Pero cuan ingenua de mí... la gran crisis, la de verdad, estaba esperando agazapada debajo de mi tarta de cumpleaños (si, si, esa que me salió tan horrible, y todos decían “…no te preocupes, tiene mala pinta, pero está rica”). ¡Ay...!

Supongo que ese día, con la emoción de mi fiestón de los 40 no me di cuenta de lo que sucedía. Porque claro, hice una gran celebración, que hoy día si no celebras los malditos 40 por todo lo alto, te conviertes en un chungo, un viejuno, un triste... ¡Un paria!

Eso sí, me negué en redondo al típico power point interminable, hecho con mucho cariño, no hay duda, pero que me da un mal rollo que no veas porque ves pasar tu vida en fotos como si fuera el final de una peli y no, no, eso no mola nada. (No sé si me dan más grima los powerpoint que duran más de la mitad de la propia fiesta, o los que a pesar de ser de un amigo o familiar cercano, apenas sales tú y si acaso de refilón...).

El caso es que la puñetera crisis llegó y de las gordas...cachis, pero ¿no era ya suficiente con la otra crisis, la del país?  Con mi amiga “cris” a cuestas sigo dando tumbos, los 41 llegaron y de nuevo me pregunto: ... ¿y ahora qué?


(La respuesta a esta pregunta: en los siguientes post, prometo segunda parte)